Así está el famoso proyecto del tren bala que los Kirchner se adjudicaron con bombos y platillos como gran obra.
Ese asunto me hizo escribir esta reflexión: una de las razones por la que los políticos prometen tanto y luego no pueden cumplir es porque nunca tienen idea de cómo son las finanzas del país antes de asumir, desde afuera todo parece posible con el mero deseo.
Es una de las cosas que me digo para perdonarle a los políticos algunas estas expresiones de deseo, que luego, por supuesto desaparecen porque hay problemas económicos más urgentes que no tuvieron en cuenta.
Pero Cristina ya conocía las cuentas, ya sabía qué podía prometer, ya Nestor sabía cómo estaban las cuentas.
Ahora que, con tanto que sabía, cual fue la “ganancia” de anunciar el tren bala, un poco sembrar la idea de ser un país del primer mundo, en principio, y con ello la promesa de muchas otras actualizaciones tecnológicas, de transporte, de seguridad, los cacos ya conocen todas las sorpresas y pueden robar tranquilamente en cualquiera de los circuitos que nuestros actuales trenes circulan, pero un tren bala es algo nuevo, algo que se controla de otro modo, un caco no se puede lanzar, de última, simplemente por la puerta, además de las cámaras de seguridad, hay una velocidad de segurida.
El tren bala es un discurso importante con sólo dos palabras. En diciembre de 2007, esas dos palabras significaban otro país, otra vida.
El símbolo uniría Buenos Aires, Córdoba, Rosario, provincias importantes a la hora de obtener votos.
A más de 2 años, el proyecto junta pelusa en algún escritorio, los número que en esa carpeta figuran parecen extraídos de conteo de estrellas, por supuesto y como en corazones más sensatos se suponía en un país al borde de la quiebra institucional, con empresas que no cumplen contratos, que nos dejan sin luz, sin medios, en donde un piquete nos deja sin transporte, la idea de un transporte de esa naturaleza, hasta parece chiste.
Sumado al hecho, hay una póliza de seguro de caución que se paga todos los meses, una canilla de agua abierta en un país en camino a la desertificación monetaria; el seguro se paga para que el o los contratistas del proyecto mantengan la oferta del costo del proyecto, ese compromiso se lleva mensualmente una cifra que nos asustaría, mejor no publicarla.
Muchos se preguntan por qué el gobierno no da de baja el proyecto y ya.
Y yo me contesto, es que les salió barato, dos palabras: tren bala; y con ello nos metieron un mundo en la cabeza.
Lo que sí un mundo que no estará en nuestro país, para ver el tren bala, para vivir es esa experiencia, necesitaremos otra vida, porque el yen, el yen está carísimo.
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